ME DESPEDÍ, PERO TE MENTÍ

Las personas creen que cuando te alejas de ellas es porque ya no sientes nada, no los quieres en tu vida o cosas parecidas, pero la verdad es que no. Nos alejamos porque llega un punto en el que sentimos que molestamos a la otra persona, por sus actitudes hacia nosotros porque intentamos dar lo mejor para que la otra persona se siente bien pero terminas dándote cuenta que aunque estés literalmente a su lado esa otra persona se sigue sintiendo sola, que no lo llenas lo suficiente.

Aveces te piden tiempo y tú no la quieres dejar ir por miedo a que te falle, por miedo a que encuentre alguien mejor, por miedo a que en ese tiempo se olvide de ti y ya no vuelva nunca más, insistes para que se quede hasta el final, pero nadie puedo obligar a nada a nadie y justo cuando te das cuenta de que tus esfuerzos sólo incomodan a la otra persona es que decides irte y no por que quieras o estés cansado sino porque es estúpido insistir en algo que ya está muerto de parte de la otra persona.

Me fui pero la verdad es que quería seguir, pero ya no podía más con el sentimiento de saber que solo molestaba y en vez de sumarle felicidad se la restaba. Yo quería ser quien la viera progresar porque tenía y sigo teniendo esperanzas de que cada cosa que quería la iba a poder lograr, pero ella no me quería a mí a su lado. A pesar de que me fallo de las peores maneras posibles yo la seguía viendo con los mismos ojos porque Dios mío, de verdad que estaba enamorado, pero entregué de más a alguien que me daba tan poco y no me arrepiento porque tampoco es algo que quisiera volver a hacer. Las decepciones que te dan las personas que menos esperas son las más que duelen. 

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